¿Y tú, qué crees?

No hubiera sido suficiente, demasiado poco.
Y tal vez, ¡incluso sea verdad! Aunque lo dudo.
El Fin del Mundo, 2012 y nuestros amigos los Mayas.
He vivido muchas cosas, muchísimas, las que caben en catorce años; catorce cumpleaños, catorce San Valentines, catorce navidades, catorce años dando y recibiendo, ganando y perdiendo.
Supongo que habría que tirarlo todo por la borda, vivir al límite, ser feliz, olvidar problemas, preocupaciones, prejuicios, aprender.. Disfrutar. Irse satisfecho, con un buen sabor de boca. Al menos un te quiero, un gracias, un perdón...
Un final feliz, sí, y si no es feliz, no es el final.
Mi casa, mis hijos, mi coche, mi perro, una vida resuelta, mi rutina...
Aún tantas cosas.
No ver morir a ningún miembro de mi familia, y en parte me alegro.
Me encantaría que estos catorce años hubieran merecido la pena, que hubieran servido de algo, que no hubiera sido una persona más o menos. Satisfecha. Irme satisfecha.
Que alguien, en alguna parte, se acordara de mí.
La verdad es que es muy extraño todo. La vida. Nacer no pides, vivir no sabes y morir no quieres.
Los objetos y los que no lo son: Los sentimientos.
Cuando te fallan, cuando te enamoras, cuando te emocionas, ríes, lloras, gritas...
Cuando sabes que es el fin.