Me dueles. Te quiero.

- ¿Ya me has olvidado?
+ Sabes la respuesta...
- ¿De verdad?
+ ...
- Quiero que me digas la verdad.
+ Vale, ¿quieres saber la verdad? Pues ahí va, atento:
No te he olvidado, ¿estás contento? no, no te he olvidado ni tan siquiera un poquito.
Sigo pensando en ti cada vez que me despierto.
Sigo notando que a mi vida le falta algo.
Sigo acordándome de todos esos momentos a tu lado. 
¿Quieres más? Escucha. Sabes de sobra que nadie me ha hecho tan feliz lo has hecho tú.
Sabes que tengo miedo a verte y tan solo darte dos besos tan fríos como el hielo y soltar un hola, así, como en el aire cuando antes te hubiera abrazado tan fuerte que te hubiera dejado sin respiración y te hubiera comido a besos, como si no te fuera a volver a ver en mucho tiempo.
Tengo miedo a mirarte, y que mis malditos ojos dejen saber saber lo importante que eres para mi. 
Tengo miedo a que sigas rehaciendo tu vida como si nada, ya que tu puedes, y sigas haciéndomelo saber, como siempre.
Odio que me demuestres como te lías con las que quieres, sin importarte mis sentimientos.
 Te hecho de menos.
Hecho de menos tus abrazos, tus caricias, tus besos, a ti.
Que me encantaría volver a esos momentos, en los que me mirabas y sonreías, o me abrazabas por detrás y mientras me cogías las manos y apoyabas tu cabeza en mi hombro me susurrabas un te quiero sabiendo que hablaba e iba a quedarme en blanco. 
Sí, sé que te estoy refrescando la memoria simplemente, porque sé que ya para ti esos momentos han muerto, pero sabes de sobra que eso pasó una vez y ahora me acuerdo todos los días, a todas horas. 
Vale, ya te he sido sincera, te he dicho todo lo que siento, ahora te toca a ti, venga, dímelo, dime que no sientes lo mismo, que lo nuestro se apagó. 
Pero déjalo claro.
- Te quiero.
+ ¿Ves? Estas son las típicas mentiras que me creo, y hacen que te quiera aún más de lo que ya te quiero.