Es como el niño que nunca dijo que sí.
Es como la chica que dejó escapar el tren,
se asustó y se fue.
Es como ese bello cuadro que se deja
capturar en Las Vegas, la ciudad en la que el
amor te fue fiel. En la que amaste.
Cosa que te juro hacer antes de morir.
Pero, a ver, no es que tenga miedo a volar, si
no que temo al aterrizaje.

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