Hola, Marta:
recuerdo cuando teníamos tan solo ocho años.
Me contaste que fuiste de vacaciones a Londres y
me picó demasiado la curiosidad, así que no pude
aguantarme preguntarte si le pasa lo mismo al cielo
que al mar. Me explico.
El mar parece azul, pero no, no lo es, es transparente
y a veces llega a ser desagradable encontrarte con que
el agua está turbia y llena de basura.
Mi pregunta se refería a eso. Me dijiste que fuiste en avión.
Y que asomabas a menudo la cabeza por la ventanilla.
Hace tiempo fui en avión a Canadá, y por el viaje me acor-
dé de tí.
El cielo sí, es azul hasta de cerca. Y las nubes siguen siendo blancas.
Parecen esponjosas y el cielo te da sensación de libertad y altura,
altura moralmente.
Cuando subes notas presión y cuando bajas tus pulmones se expanden.
Me asomé como me dijiste y el sol me dio en la cara de tal manera
que tuve que cerrar los ojos.
Me quedé así. Me dormí. Y cuando volví a despertar era de noche. Y
podía ver las estrellas más grandes que nunca. Y aún no sé si fue un sueño
o es verdad que el cielo existe.
Pero no de esa manera que cuentan.
Besos,
Paula.
Todo empezó el día que empecé a leer, quería hacer eso, eso era lo que deseaba. Comencé a escribir y fue como una droga, me desahogaba en el papel, en las teclas, donde fuera siempre que hiciera lo que más me gustaba: Escribir. Todo en este blog está escrito por mi, y lo que sea copiado será señalado. Soy Paula, nada más, y estos son mis sentimientos. Gracias por tu visita, y comenta y comparte tus gustos!
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