Pero puedes intentarlo.

Bueno vale, dime que me quieres, dime que todo ha acabado.
Dime que a partir de hoy nada será igual, que seremos felices, comeremos perdices, tendremos hijos en algún futuro y conoceré a mi suegra.
Dime que me amas, que seré tuya y tú mio. Que no me harás daño, que me querrás por siempre, que vas a intentar ser lo más azul que puedas, que vas a ser mi príncipe azul.
Dime lo que quieras, como si me dices que me necesitas. Que soy lo mejor que te a pasado en la vida, que no hay lugar en el Mundo en el que quepa tu amor, por mí, y nadie más.
Dime que me cogerás de la mano y no me soltarás nunca, nunca, nunca.
Me da igual si me dices que me llevarás al país de nunca jamás. También puedes intentarlo diciéndome que
no hay nadie en la Tierra igual que yo, que soy diferente a las demás chicas y tal.
Como si me dices ...
No. Nunca, créeme, nunca, por nada ni nadie hasta el día de hoy ni jamás, podrás demostrar que me quieres más que yo a ti, o ni siquiera tanto como yo a ti. Ya que es imposible.