Me acuerdo de aquel día, me asomé a la ventana y había una pareja con unas bicicletas.
Me acuerdo de que ella le preguntó a el chico qué sentía cuando estaban los dos juntos, a solas..
Él le dijo que si de verdad quería saberlo. Sí.
Le pidió que soltara una mano del manillar. Ella le contestó que tenía miedo, y él le dijo que eso sentía al pensar que podría ocurrir algo que hiciera que ese momento acabase.
Le volvió a pedir que soltara la otra mano. Ella le contestó que iba a morir, que sentía mil y una mariposas en el estómago, pero que le gustaba, le gustaba mucho.
Y él le dijo que eso sentía cuando estaban a solas, los dos cogidos de las manos.
Le dijo que finalmente soltara los pies de los pedales, que echara todo el cuerpo para atrás. Pero ella no quería, tenía miedo a caerse.
Y entonces él le dijo:
-Yo tampoco querría dejarte ir, nunca.
Todo empezó el día que empecé a leer, quería hacer eso, eso era lo que deseaba. Comencé a escribir y fue como una droga, me desahogaba en el papel, en las teclas, donde fuera siempre que hiciera lo que más me gustaba: Escribir. Todo en este blog está escrito por mi, y lo que sea copiado será señalado. Soy Paula, nada más, y estos son mis sentimientos. Gracias por tu visita, y comenta y comparte tus gustos!
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